Empieza la cuenta atrás para despedir 2024. Para algunos habrá sido el mejor año de su vida, para otros el peor, ahora toca mirar al 2025 ¿qué le depara al sector inmobiliario este año nuevo? Francisco Iñareta, portavoz de Idealista, nos alerta de que a pesar del optimismo que pueda generar el aumento de la demanda y el número de operaciones, si hacemos un examen más pausado vemos la complicada situación que atraviesa tanto el mercado de venta como el de alquiler por la falta de oferta disponible.
Se espera que la tendencia alcista de los precios en venta y alquiler se mantenga durante 2025. ‘No tenemos ningún dato ni tendencia que nos haga pensar que el precio puede estabilizarse y mucho menos bajar. En ambos mercados, el déficit de vivienda es tan enorme que la tensión en los precios seguirá empujándolos hacia arriba’.
Si hablamos de venta de vivienda, 2024 cerrará con un incremento cercano al 10% en los precios de compra (un porcentaje más elevado aún en los mercados más dinámicos), una tendencia que se mantendrá al alza durante 2025. La falta de previsión en el desarrollo del suelo, la ausencia de diálogo político que busque soluciones, el ruido populista alrededor de la vivienda, los laberintos burocráticos, la importante carestía de mano de obra, la desaparición de constructoras y empresas especializadas y el incremento demográfico
han provocado una tormenta perfecta en los territorios más dinámicos del país.
‘Terminaremos el año en el entorno de las 600.000 viviendas vendidas, lo que supondrá una ligera subida frente al 2023. No es previsible que durante el próximo año se experimente un significativo aumento del número de operaciones, entre otros motivos por la constreñida oferta disponible, aunque la llegada de producto que se está construyendo puede mejorar ligeramente el dato’, añade Iñareta.
En cuanto al alquiler, la oferta se encuentra en niveles mínimos, la competencia entre familias por una misma vivienda se ha cuatriplicado y los precios siguen creciendo. Las políticas llevadas a cabo por el Gobierno han generado esta situación y no hay visos de que vayan a reconducirse en los próximos meses.
Al contrario, las presiones para seguir profundizando en ellas están aumentando, lo que podría empeorar aún más el acceso de las familias a la vivienda en alquiler.
Fuente: EL ECONOMISTA